lunes, 22 de diciembre de 2014

El programa económico de Podemos: La política de demanda.

          Continúo el repaso crítico del programa económico de Podemos. Crítico pero, pretendo, objetivo y riguroso. Siguiendo el mismo orden del documento, hoy analizo el apartado de las políticas de demanda.

          Dice Podemos en su programa que el pleno empleo sería el objetivo prioritario de su gobierno. Para conseguirlo, propone una serie de medidas que, en general, recuerdan a Keynes. Espigando entre obviedades - del estilo "eliminar los costes del mal funcionamiento de la administración", "combatir la economía sumergida y el fraude fiscal" o "un plan inmediato de ahorro público para evitar todo tipo de gasto innecesario" - y, a mi juicio, desaciertos - como establecer un Defensor de las Generaciones Futuras (cuidado con los "derechos" de sujetos abstractos) o la promoción de "un subsector financiero especializado en el crédito al emprendimiento" (las distintas administraciones disponen ya de una jungla de "institutos de fomento" que, en el mejor de los casos, de bien poco están sirviendo) -, encuentro otras medidas dignas de consideración.

"Espigando entre obviedades y algunos desaciertos, también se encuentran medidas dignas de consideración"



          La redistribución de la renta nacional a favor de los salarios, lo que favorecería el consumo total; la disminución de la carga hipotecaria de las familias mediante un programa de ampliaciones de plazo, reducciones de tipos de interés e incluso quitas similar al que la administración Obama puso en marcha en 2009; el fomento de la economía colaborativa; un nuevo urbanismo "verde" y de "cercanía" distinto al irracional de los años de la burbuja;  revisión de las políticas de grandes infraestructuras, acaparadoras de enormes recursos públicos y de escasa  rentabilidad social; una reforma fiscal que incluya el restablecimiento del impuesto sobre el patrimonio o acabar con los recortes en investigación científica y técnica, son propuestas planteadas y aplicadas en países avanzados que no son, por fortuna, ni Cuba ni Venezuela...

          En resumen, medidas de apariencia keynesiana, con las que, en muchos casos, resulta difícil no estar de acuerdo. Medidas que, así, tal como se plantean en el papel, sin entrar en detalles, parecen estupendas. Pero ya se sabe, es precisamente en los detalles donde está el diablo...

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